Ya les hablè del pensamiento, esa energía que viaja a velocidades mayores que la de la luz,que tiene su asiento en algún lugar del cerebro, que nos distingue y diferencia.
Emitimos en forma permanente energía pensante y unida con ella una función matemática que la distingue, que la liga con algún punto Universal al que quedamos atados y desde donde el UNIVERSO responde.
Las emociones en realidad tiene asiento en cada una de las células de nuestro organismo.
No es distinguible emoción-pensamiento o bien pensamiento- emoción ¿Quién de ellos juega primero? todo dependerá de las circunstancias internas o externas. Ambas energías están unidas y se retroalimentan.
La pasión, el odio, el amor, la tristeza, la alegría, la envidia, el rencor, el apego, la desilusión, ciertos deseos, las ambiciones desmedidas, el miedo, la gratitud, la ingratitud, la ira, brotan unidos a pensamientos. Todas esas emociones sin juzgarlas de buenas o malas tienen, su función cuántica/matemática que repercute en todo nuestro cuerpo enfermando o sanando y a su vez se emiten hacia a un punto determinado universal al igual que el pensamiento desde donde vendrá la reacción que resuene con esa acción.
No hay bondad, maldad, castigo o perdón hay LEYES MATEMÁTICAS unidas a NUESTRAS ACCIONES, PENSAMIENTOS y EMOCIONES. DESDE EL UNIVERSO NOS LLEGA UNA RESPUESTA ACORDE CON ELLAS.
NADA QUEDA LIBRADO AL AZAR.
LA UNIÓN CON EL UNIVERSO ESTÀ EN CADA UNO DE LOS ÁTOMOS QUE NOS CONFORMAN Y ES INELUDIBLE.
Las emociones hay que reconocerlas, no reprimirlas, y sanarlas.
Sanar no significa reprimir, sanar es cambiar esas funciones matemáticas , transmutarlas con el mismo pensamiento.
Reconocer nuestros errores, nuestras debilidades, no buscar en el afuera las causas de nuestras propias miserias humanas.
Todo ayuda, la música, el arte, la ciencia, el contacto con la naturaleza, el amor hacia el otro, la solidaridad verdadera, la alimentación, la ambición no desmedida, la compasión, el dar con medida, el poner ciertos límites aunque nos duela hacerlo.
Saquemos Ejemplo del equilibrio UNIVERSAL que nos rodea, que sòlo el ser humano es capaz de alterar auto-perjudicándose.
Autora: María Cristina Chaler
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